Fortià Viñas es de Barcelona, aunque muy probablemente en otra vida fue indio. Y es que este barcelonés ha visitado ya la India en numerosas ocasiones. Y con ella, los proyectos de Sonrisas de Bombay, de los que se declara un "convencido admirador". Esta entrevista, para la que Fortià la elegido algunas de sus fotografías favoritas, es un testimonio de su experiencia, y la de sus amigos, al visitar los proyectos de la entidad.
- ¿Cómo conociste Sonrisas de Bombay?
Un verano vi por casualidad una minúscula entrevista en un periódico y descubrí la historia de Jaume, que llevaba tiempo ya en Bombay pero su historia aún no había trascendido al plano público. Ya estaba planeando un viaje con mis hijas a la India, país en que ya había estado, así que me dije “Fortià, no te vas a la India sin ir a visitar a este chico”.
Y lo hiciste. ¿Cómo fue tu llegada a Sonrisas de Bombay?
¡Fantástica! Nos recibieron muy bien. Nos enseñaron el orfanato, los planos de un futuro edificio (que hoy en día ya está acabado y en funcionamiento, fuimos a la escuela. Impresionante. Fue realmente un testimonio visual magnífico.
¿Lo que más te impactó del proyecto?
Dos cosas: por supuesto la complicidad con los niños y como son tratados desde la individualidad y el respeto, no como un conjunto; y la seriedad y meticulosidad en un país con tanto caos. Los momentos que viví con los niños, compartiendo charlas, haciéndoles trucos de magia (¡les encantan!) o hablando del Barça y de muchas otras cosas no se borrarán nunca más de mi memoria.
¿Cómo fue tu retorno a Barcelona?
Fue duro, porque tenía la cabeza en Bombay y en todo ese trabajo, inmenso, que pude comprobar. Me dije a mí mismo que volvería cada año, y así ha sido. ¡Ya he ido tres veces con grupos de varios amigos y ahora volvemos en octubre!
Vaya, que vas viendo de cerquita cómo va creciendo el “bebé”…
¡Por supuesto! En cada viaje he visto cambios muy significativos y siempre a mejor. Cuando fuimos la primera vez Jaume estaba tratando con unos arquitectos los planos para el nuevo orfanato. ¡Y ahora, dos años después ya está terminado y operativo! El crecimiento en reconocimientos aquí en España y en otros lugares del mundo lo he visto triplicado en Bombay con el increíble crecimiento de los proyectos, que han constatado todos mis amigos que también han estado. ¡Somos unos fans! (ríe)
Fue duro, porque tenía la cabeza en Bombay y en todo ese trabajo, inmenso, que pude comprobar. Me dije a mí mismo que volvería cada año, y así ha sido. ¡Ya he ido tres veces con grupos de varios amigos y ahora volvemos en octubre!
Vaya, que vas viendo de cerquita cómo va creciendo el “bebé”…
¡Por supuesto! En cada viaje he visto cambios muy significativos y siempre a mejor. Cuando fuimos la primera vez Jaume estaba tratando con unos arquitectos los planos para el nuevo orfanato. ¡Y ahora, dos años después ya está terminado y operativo! El crecimiento en reconocimientos aquí en España y en otros lugares del mundo lo he visto triplicado en Bombay con el increíble crecimiento de los proyectos, que han constatado todos mis amigos que también han estado. ¡Somos unos fans! (ríe)
¡Menudo empuje tienes…!
Mucha gente me dice que soy valiente, pero yo no lo veo en absoluto así. Vuelvo con pilas cargadas y soy muy consciente de que en mi caso recibo más de lo que doy, que quién debe tener mérito son las personas que componen el equipo humano de Sonrisas de Bombay y muchas otras organizaciones que trabajan desde hace tiempo en una ciudad tan dura como Bombay.
¿Desde Barcelona has colaborado con Sonrisas de Bombay?
Después de la primera vez en seguida me hice socio y empecé a colaborar. Por otro lado, soy cofundador de Eòlia, una escuela de canto e interpretación en Barcelona y cada año organizamos una gala en el teatro Victòria que va a una causa. Después de ver de cerca el trabajo de esta gente fantástica, tuvimos muy claro donde debía ir destinada la recaudación de ese año.
Sabemos que desde tu primera visita te has querido documentar mucho sobre Bombay y que constantemente estás leyendo y releyendo todo lo que se publica sobre la India…
Sí, es que Bombay me impactó mucho. A pesar de ser como un “Nueva York de la India”, podríamos decir, porque tiene de todo, acoge una pobreza tremenda y brutal que no he visto jamás. Me impactó ver los slums, cómo vive la gente, al lado de las ratas y la suciedad, la falta de higiene.
Mucha gente me dice que soy valiente, pero yo no lo veo en absoluto así. Vuelvo con pilas cargadas y soy muy consciente de que en mi caso recibo más de lo que doy, que quién debe tener mérito son las personas que componen el equipo humano de Sonrisas de Bombay y muchas otras organizaciones que trabajan desde hace tiempo en una ciudad tan dura como Bombay.
¿Desde Barcelona has colaborado con Sonrisas de Bombay?
Después de la primera vez en seguida me hice socio y empecé a colaborar. Por otro lado, soy cofundador de Eòlia, una escuela de canto e interpretación en Barcelona y cada año organizamos una gala en el teatro Victòria que va a una causa. Después de ver de cerca el trabajo de esta gente fantástica, tuvimos muy claro donde debía ir destinada la recaudación de ese año.
Sabemos que desde tu primera visita te has querido documentar mucho sobre Bombay y que constantemente estás leyendo y releyendo todo lo que se publica sobre la India…
Sí, es que Bombay me impactó mucho. A pesar de ser como un “Nueva York de la India”, podríamos decir, porque tiene de todo, acoge una pobreza tremenda y brutal que no he visto jamás. Me impactó ver los slums, cómo vive la gente, al lado de las ratas y la suciedad, la falta de higiene.
-Una ciudad con muchas necesidades…
La prueba de las grandes necesidades de esta ciudad es la cantidad de entidades y ONGs, formadas en su gran mayoría por indios, que existen en la ciudad. Colaborar con ellos creo que ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado Sonrisas de Bombay.
La prueba de las grandes necesidades de esta ciudad es la cantidad de entidades y ONGs, formadas en su gran mayoría por indios, que existen en la ciudad. Colaborar con ellos creo que ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado Sonrisas de Bombay.
¿Qué es lo que te merece más confianza de Sonrisas de Bombay?
Mmm… desde luego haberlo visto con mis propios ojos influye mucho, porque viendo los proyectos no hay trampa ni cartón. Ves lo mucho que han conseguido en tan poco tiempo y es imposible no sentir más que admiración. Están haciendo cosas tan y tan buenas…! ¡Ver que una niña que estaba siendo prostituida ahora está atendida, en buenas manos y con posibilidades de un futuro digno no tiene precio! Sólo un caso así ya es merecedor de que me quite el sombrero. Y lo que para mí también es muy importante de Sonrisas es que Jaume, su fundador, es un chico normalísimo, como podría ser el novio de cualquiera de mis hijas: un tío con los pies en el suelo, que está mucho tiempo en Barcelona y no ha perdido el contacto con sus lazos occidentales, su familia, sus amigos… un chaval que hace las cosas normales de cualquier chico de su edad y que ha demostrado que se puede ser un joven de hoy en día sin que ello implique no estar comprometido con el mundo. En ese sentido creo que Jaume ha roto moldes y eso la gente, tanto la joven como la mayor, lo ha valorado mucho, porque no cae en misticismos, es un currante de a pie que va avanzando sin desfallecer, y que ha demostrado que cosas como ir a hacer unas cervezas o echarse unas risas con los amigos no están reñidas con curar a un leproso o dirigir un proyecto de esta envergadura.
Mmm… desde luego haberlo visto con mis propios ojos influye mucho, porque viendo los proyectos no hay trampa ni cartón. Ves lo mucho que han conseguido en tan poco tiempo y es imposible no sentir más que admiración. Están haciendo cosas tan y tan buenas…! ¡Ver que una niña que estaba siendo prostituida ahora está atendida, en buenas manos y con posibilidades de un futuro digno no tiene precio! Sólo un caso así ya es merecedor de que me quite el sombrero. Y lo que para mí también es muy importante de Sonrisas es que Jaume, su fundador, es un chico normalísimo, como podría ser el novio de cualquiera de mis hijas: un tío con los pies en el suelo, que está mucho tiempo en Barcelona y no ha perdido el contacto con sus lazos occidentales, su familia, sus amigos… un chaval que hace las cosas normales de cualquier chico de su edad y que ha demostrado que se puede ser un joven de hoy en día sin que ello implique no estar comprometido con el mundo. En ese sentido creo que Jaume ha roto moldes y eso la gente, tanto la joven como la mayor, lo ha valorado mucho, porque no cae en misticismos, es un currante de a pie que va avanzando sin desfallecer, y que ha demostrado que cosas como ir a hacer unas cervezas o echarse unas risas con los amigos no están reñidas con curar a un leproso o dirigir un proyecto de esta envergadura.
¡Que no tengan aire acondicionado en su oficina de Barcelona! (Ríe) ¡Estoy sudando la gota gorda! No, en serio, lo que menos me gusta es, lógicamente, que en Bombay existan necesidades que les obliguen, a ellos y a todas las otras ONGs, a seguir luchando cada día. Ojalá no existieran las ONGs, significaría que no son necesarias, y eso sería sin duda lo ideal.
¿Cómo ves el futuro de Sonrisas de Bombay?
Muy prometedor, mucho. Porque son gente buena. Y la gente buena siempre avanza. A los buenos, la vida les devuelve lo bueno siempre. Es lo que les está pasando y estoy convencido de que así seguirá. El efecto boomerang, amiga...
Pues con éste efecto boomerang, en forma de cariño y simpatía, nos despedimos de nuestro amigo Fortià, que en octubre vuelve a ver los proyectos.
¿Cómo ves el futuro de Sonrisas de Bombay?
Muy prometedor, mucho. Porque son gente buena. Y la gente buena siempre avanza. A los buenos, la vida les devuelve lo bueno siempre. Es lo que les está pasando y estoy convencido de que así seguirá. El efecto boomerang, amiga...
Pues con éste efecto boomerang, en forma de cariño y simpatía, nos despedimos de nuestro amigo Fortià, que en octubre vuelve a ver los proyectos.
Fotografías: Archivo personal de Fortià Viñas.
1 comentario:
Una maravillosa entrevista, que nos carga las pilas a todos para continuar luchando contra la pobreza, desde Bombay, Barcelona, o Mallorca (que es donde estoy)
Ojalá pronto llegue agosto del 2009que es cuando creo que podré ir a Bombay a ver con mis propios ojos la realidad de "Sonrisas de Bombay"
un abrazo!!
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