jueves, 10 de julio de 2008

"La experiencia fue extraordinaria"

Hoy en este post os queremos presentar el bonito escrito de la prestigiosa fotoperiodista Sandra Balsells, gran amiga de esta entidad, que vino hace unos meses a fotografiar los proyectos de Sonrisas de Bombay.
La trayectoria profesional de Balsells es impecable y obtiene su coronación cuando en el 1991, coincidiendo con la desintegración de Yugoslavia, viaja por primera vez a los Balcanes tras establecer un acuerdo de colaboración con el periódico The Times para cubrir el estallido del conflicto serbo-croata.
En el año 2002 publica el conocido libro Balkan in Memoriam (prologado por Federico Mayor Zaragoza), que la sitúa en el olimpo de los fotógrafos más consagrados del país.

Ha participado en más de de cincuenta exposiciones individuales y colectivas y su obra ha sido publicada por distintos medios de comunicación, como La Vanguardia, The Observer o New York Times.



"Aterrizar en Bombay es descubrir, desde el cielo, inmensas extensiones de slums cuya cruda realidad podrás palpar de inmediato. Llegábamos procedentes de una estancia más turística y confortable por el norte de la India donde habíamos sucumbido a la magia del país, sin dejar de entrever, también, sus lacras y contradicciones.
Queríamos dedicar unos días a conocer de cerca la obra de Jaume, de la que ya nos habíamos enamorado previamente. La experiencia real fue extraordinaria, llena de emociones y de matices; difícil de olvidar.
Nos instalamos en Vasai, una aldea situada a las afueras de Bombay, en una vivienda de la urbanización Rashmi Park en la que “Sonrisas de Bombay” acogía entonces a los visitantes. Fue allí donde, años atrás, empezó a forjarse el sueño de Jaume cuando descubrió la existencia de Karuna, un orfanato que estaba a punto de cerrar por falta de recursos. Aquel fue el punto de inflexión que cambió la vida de Jaume.
Pasamos un par de días visitando Karuna, así como las escuelas Ambassador y Yashodhan, ambas apoyadas por “Sonrisas de Bombay”, y diversas zonas de chabolas. Conocer a los niños y niñas acogidos en las casas-orfanato de Karuna fue un contagio de alegría, espontaneidad y complicidad que permanece gravado en mi memoria.
Al tercer día, acordamos con Jaume acompañarle en sus quehaceres cotidianos para documentar fotográficamente una jornada de su vida habitual en Bombay. La experiencia resultó apasionante.
Los momentos más emotivos los viví, sin duda alguna, en Dharavi, la zona de chabolas más extensa de Asia. Habíamos ido hasta allí para conocer a algunas de las familias beneficiadas por los proyectos de “Sonrisas de Bombay”. El revuelo provocado por la presencia de Jaume fue considerable. La gente salía de sus chabolas para saludarle con esas sonrisas cautivadoras tan de la India y para estrechar su mano. La madre de una niña acogida en Karuna nos ofreció un refresco y nos invitó a entrar en su chabola, un habitáculo de uralita de menos de siete metros cuadrados. Aquel humilde habitáculo, plagado de enseres de cocina, era el remanso más limpio y ordenado que he visto en toda la India.
Cuando nos despedíamos, apareció un hombre de mediana edad con semblante serio. Se acercó a Jaume y le invitó a entrar en su chabola. Allí, sumido en la oscuridad, yacía sobre un humilde camastro su padre, un anciano malherido. Hacía varios días que un tren le había atropellado, provocándole una tremenda herida en una de sus piernas. Jaume se acercó a aquel anciano, consumido por el dolor físico y el cansancio, y le estrechó la mano. Observó detenidamente los efectos del brutal accidente. La ternura con la que Jaume se dirigió a aquel pobre hombre y la delicadeza con la que inspeccionó la herida me emocionó. Yo le observaba en silencio desde el exterior, conmovida por la dulzura y el respeto con el que Jaume trató al anciano. Abandoné Dharavi abatida. En mi mente permanecía fijada la figura maltrecha de aquel ser derrotado.
Después, con algo más de distancia, he podido sobreponerme a escenas como aquella con recuerdos y emociones más diversos y contradictorios. Quizá complementarios. Tras mi estancia en la India, me resulta difícil conjugar sensaciones tan contradictorias como la fascinación por su belleza y espiritualidad frente a la constatación de sus inmensas carestías, contradicciones e injusticias internas. Pero en ello está Jaume. Y ojalá cuente, cada día, con el apoyo de muchos más."

Sandra Balsells
Fotoperiodista

Texto y fotografía (Momento del recreo en Ambassador School): Sandra Balsells.

1 comentario:

Txell dijo...

Bonito testimonio el de Sandra, que ha sabido poner en palabras lo que sintió su corazón.
Esperamos que Jaume pudiera ayudar a aquel señor malherido con la ayuda médica necesaria.
Namaste.