Hoy nos hace ilusión publicar el texto escrito por Andreu Enrich, fundador del proyecto "Stick amb India", cuya misión es introducir y potenciar el deporte, y más concretamente el hockey hierba en el distrito de Anantapur (INDIA), para que de esta forma los niños y niñas dálits puedan disfrutar de los siguientes beneficios que el deporte les proporciona. Enrich escribió este bonito texto que publicamos a continuación pocos días después de visitar los proyectos.
Aprovechando la energía que me produjo la lectura del libro Sonrisas de Bombay y tras comprar un billete en Kingfisher Airlines con más precipitación irracional que reflexión, me encontraba sobrevolando el subcontinente, camino a la ciudad que comparte el honor de ser otro paraíso junto con Hawaii (según la Torroja, al menos…) Dispondría de 3 días para visitar los proyectos de la organización y de paso también tendría la oportunidad de conocer a su creador: Jaume Sanllorente.
Bombay es una super metrópolis con 20 millones de habitantes, de los cuales 12 millones viven en los conocidos “slums” (eslams) i barrios de chabolas.
Estos slums son a los que hace referencia Jaume y su libro, lugares remotos con múltiples precariedades y amenazas. El simple hecho de vivir en una chabola hecha con cartón y uralita, en barrios sin condiciones higiénicas y sin infraestructuras básica ya es suficientemente duro, pero además añadirle las diferentes mafias que tienen el control de los slums y que trabajan para recolectar niños (para pedir en las calles o para la prostitución infantil) o para exprimir aún más a las familias tributos extras.
Ni tan sólo es necesario bajar del avión para ver este “otro” Bombay, solamente a 40 metros de la misma pista de aterrizaje (sin exagerar) se encuentra uno de estos barrios, justo al lado del símbolo del progreso y la globalización encontramos la más pura miseria que mis ojos han visto jamás.
Estos slums son a los que hace referencia Jaume y su libro, lugares remotos con múltiples precariedades y amenazas. El simple hecho de vivir en una chabola hecha con cartón y uralita, en barrios sin condiciones higiénicas y sin infraestructuras básica ya es suficientemente duro, pero además añadirle las diferentes mafias que tienen el control de los slums y que trabajan para recolectar niños (para pedir en las calles o para la prostitución infantil) o para exprimir aún más a las familias tributos extras.
Ni tan sólo es necesario bajar del avión para ver este “otro” Bombay, solamente a 40 metros de la misma pista de aterrizaje (sin exagerar) se encuentra uno de estos barrios, justo al lado del símbolo del progreso y la globalización encontramos la más pura miseria que mis ojos han visto jamás.
Y es que la ciudad está llena de contrastes, cientos de rascacielos que se alzan recordándonos que la India es una potencia mundial hacen la competencia a millones de chabolas que sobreviven clamando por un poco de aire puro.
Sonrisas de Bombay es una ONG del siglo 21. Una organización que ha sabido adaptarse a su entorno y buscar un método de trabajo eficiente y respetuoso.
Sonrisas de Bombay es una ONG del siglo 21. Una organización que ha sabido adaptarse a su entorno y buscar un método de trabajo eficiente y respetuoso.
La organización hoy en día participa en diferentes proyectos: dos escuelas, un orfanato, un centro de tratamiento para pacientes con lepra, más de un centenar de guarderías dentro de los slums y un programa de nutrición para niños.
La mayor parte de los proyectos se realizan con la colaboración de alguna organización local, organizaciones que ya existen y que están ubicadas en los slums. Con este tipo de relación, Sonrisas de Bombay consigue salvar esas organizaciones para que puedan seguir haciendo su trabajo y también para emprender nuevos proyectos conjuntamente.
Este método de trabajo ilustra a la perfección la mentalidad de Jaume, una persona para la que la “no interferencia” es una máxima. Siempre que se pueda ayudar interfiriendo lo mínimo posible, si ya hay organizaciones indias haciendo trabajo para las gentes de los slums, primero ayudémosles a sobrevivir a ellas, ¿no? Es aquí donde yace la magia de Sonrisas de Bombay, en proporcionar a la propia gente local las herramientas para ayudarse a sí misma.
La mayor parte de los proyectos se realizan con la colaboración de alguna organización local, organizaciones que ya existen y que están ubicadas en los slums. Con este tipo de relación, Sonrisas de Bombay consigue salvar esas organizaciones para que puedan seguir haciendo su trabajo y también para emprender nuevos proyectos conjuntamente.
Este método de trabajo ilustra a la perfección la mentalidad de Jaume, una persona para la que la “no interferencia” es una máxima. Siempre que se pueda ayudar interfiriendo lo mínimo posible, si ya hay organizaciones indias haciendo trabajo para las gentes de los slums, primero ayudémosles a sobrevivir a ellas, ¿no? Es aquí donde yace la magia de Sonrisas de Bombay, en proporcionar a la propia gente local las herramientas para ayudarse a sí misma.
Continuando con la figura de Jaume, hay que decir que es un líder con mayúsculas. Posee muchas actitudes y aptitudes que un líder requiere: me ha parecido una persona muy carismática, no sólo por su extraversión y simpatía, sino también por su empatía hacia los demás, que se traduce en una relación próxima y afectuosa.
Pero también creo que es una persona reflexiva y estratega, responsable y comprometido con su misión, consciente de las ventajas y frenos de su proyecto y atento a las nuevas oportunidades y amenazas que acechan al mañana.
La empresa que creó Jaume no es comparable a la que en su día hizo Vicente (Ferrer) en Anantapur, hoy estamos en el siglo 21 y entonces estábamos a mediados del veinte, y muchas cosas han cambiado. El mundo globalizado nos permite dar a conocer un proyecto a todo el planeta, nos permite buscar recursos en miles de entidades, utilizando diferentes canales de difusión. Y en el caso de Sonrisas de Bombay esta nueva forma de hacer se traduce en la creación de un libro, promocionándolo en todo el mundo, realizando charlas, presentaciones, web, blog, facebook, etc.
Que las formas de actuar hayan cambiado no significa nada más que esto. Un trabajo más asceta en el campo, actuando codo a codo con los necesitados como lo que hizo Vicente durante décadas sigue siendo una opción hoy en día, otro camino, ni mejor ni peor. Dependerá de cada persona y de cada entorno, la elección de la forma de trabajar.
Pero debemos tener claro que cualquier empresa humanitaria solamente acaba sobreviviendo y prosperando a largo plazo si la base de todo el trabajo se apoya en los pilares de amor, la humildad y el sacrificio. Y aunque Sonrisas de Bombay es una organización joven, los pilares que ha formado Jaume son estos.
Recordemos que las medidas no importan (cuando nos referimos al valor de las acciones, claro), es igual si son 1.000 o 100.000 socios, lo que aporta valor humano a cualquier acción es sólo el amor que de desprende de él.
Y este amor lo he sentido tanto en los campos de Anantapur como en los slums de Bombay.
Andreu Enrich
Fotografías: Archivo Sonrisas de Bombay.
2 comentarios:
Hola Sonrisas de Bombay,
GRACIAS por compartir el texto de Andreu Enrich, esta muy interesante. Y se le decea LO MEJOR en su misión de introducir y potenciar el deporte en Anantapur.
Mil Gracias por las fotos.
LO MEJOR, siempre!!!!!
Wwwooww! Me ha encantado el artículo, una hermosa forma de describir la gran labor que desarrolla todo el equipo de Sonrisa de Bombay.
Una gran sonrisa,
Bea.
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